Preguntas freCuentes
Esta Beatificación
La Congregación para las Causas de los Santos ha aprobado la fecha del próximo 10 de noviembre para celebrar la beatificación de 16 mártires en Barcelona. El Papa Francisco aprobó el Decreto de Beatificación el pasado 18 de diciembre. En febrero de este año, la Secretaria de Estado ha comunicado oficialmente la fecha de la celebración que presidirá el Prefecto de la Causa de los Santos, como representante del Santo Padre, en la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona.
Las Congregaciones de las que forman parte nuestros beatos, con el respaldo y la colaboración de la diócesis de Barcelona:
- Congregación San Pedro ad Víncula
- Congregación de Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor
- Congregación de Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones
Para conocer más sobre las congregaciones, puede consultar los siguientes enlaces:
Por ser un gran templo de nuestra diócesis.
Consagrada en nuestros días, 2010, por Benedicto XVI, nos relaciona visiblemente con la Iglesia universal.
Así como la basílica es una manifestación artística de alta expresión catequética hacia el pueblo, la beatificación de unas personas, hasta ahora anónimas, muestra la belleza de la entrega a Dios, testimonio y catequesis para el pueblo.
Los Superiores Generales de estas Congregaciones expresan su satisfacción por poder celebrar esta beatificación en la Basílica de la Sagrada Familia. Agradecen encarecidamente el sentido de comunión y, así mismo, la acogida del Cardenal Juan José Omella Arzobispo metropolitano de Barcelona, del Presidente Delegado del Patronato, señor Esteve Camps, y de todo el personal de la Basílica.
Porque en su vida prestaron sus servicios en nuestra diócesis y porque en ella sufrieron persecución y entregaron su vida.
En el proceder da la Iglesia, los procesos de beatificación y canonización, se inician en la diócesis en la que el Siervo de Dios ha muerto, es decir, ha nacido a la vida eterna.
La Capilla dedicada a los mártires en el Claustro de la Catedral de Barcelona, hace referencia a todos ellos.
Por otra parte la Iglesia de Barcelona posee una gran historia martirial; desde los inicios del cristianismo, contamos con testigos que han entregado su vida por Cristo y por el Evangelio. Grandes Santos que permanecen testigos vivos entre nosotros, por ejemplo:
- Santa Eulalia, patrona de Barcelona
- San Cugat, patrón de Sant Cugat del Vallès
- Santas Juliana y Semproniana, patronas de Mataró
Las grandes fiestas se preparan con tiempo. Depende de la solemnidad que tengan, las celebramos desde el día anterior.
A la Eucaristía de Beatificación le precederá una Solemne Vigilia el 9 de noviembre a las 19:00h en la Basílica de Santa María del Mar de Barcelona, lugar precioso consagrado a la Madre de Dios, la que ha guiado los corazones de los Siervos de Dios, como Estrella, por las aguas del Mar de la vida.
¿Cómo se hace un santo?
En la Iglesia católica, un beato (abreviado como B. o Bto/ta) es un difunto cuyas virtudes han sido previamente certificadas por el Papa y puede ser honrado con culto.
El término “beato” significa literalmente feliz (del latín beatus), o bienaventurado en sentido más amplio, aludiendo a la creencia de que esa persona está ya gozando del paraíso.
La consideración de beato es un paso en el camino de la canonización, con la que el beato será proclamado Siervo de Dios.
Para la beatificación de un mártir es suficiente la declaración oficial de su martirio por parte de la Iglesia, por ello no se requiere ni el proceso de virtudes heroicas ni tampoco el milagro, que, en cambio, se exige para la beatificación de una persona fallecida por causas naturales.
Si el proceso se desarrolla por la vía de martirio, la duda sobre la que se establece el proceso es si el fiel sufrió martirio por su fe. Por eso “es necesario recoger pruebas irrefutables sobre la disponibilidad al martirio -como derramamiento de la sangre- y sobre su aceptación por parte de la víctima; pero también es necesario que aflore directa o indirectamente, aunque siempre de modo moralmente cierto, el odio a la fe por parte del perseguidor”, como recuerda el Mensaje de Benedicto XVI al Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
El Obispo de la diócesis a la que hubiere pertenecido el mártir.
La causa la puede promover el llamado “actor de la causa y asume la responsabilidad. Se pueden constituir como como actores de la causa el Obispo diocesano, personas jurídicas o físicas que pertenezca al pueblo de Dios, con tal de que tenga capacidad de garantizar la promoción de la causa en su fase diocesana y en la romana.
Primero está la fase probatoria, es decir, la averiguación o prueba que jurídicamente se hace de algo, en ese caso de las circunstancias que rodearon todo lo relativo al martirio y al mártir. Una vez terminada la fase probatoria se envían todas las actas a la Congregación para las Causas de los Santos.
Un Sí al Amor
El Papa Benedicto XVI al convocar el Año de la Fe, señaló que «por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había transformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor con el perdón a sus perseguidores» (Benedicto XVI, Carta Apostólica Porta fidei, 13).
Para no dejar bajo el celemín una luz que ilumina nuestro caminar, una luz que va más allá y supera el pequeño ámbito de nuestras realidades concretas.
En la tradición cristiana se ha considerado que un “mártir” era una persona que moría por su fe religiosa, y en muchos casos era torturada hasta la muerte por los perseguidores de la fe.
En muchas ocasiones asimilamos “mártir” a los mártires cristianos de la época romana, quienes fueron asesinados por su vida de fe y por sus convicciones religiosas. Sin embargo, ha habido más mártires cristianos en el siglo XX que en el conjunto de los diecinueve siglos anteriores. Cabe señalar que en nuestro siglo XXI siguen las persecuciones religiosas, la mayoría con los cristianos como víctimas.
Los 16 mártires fueron víctimas de la persecución religiosa sobrevenida en los años treinta.
Porque se corresponde a una persecución religiosa acaecida durante aproximadamente una década del siglo XX, los años 30. Se desarrolló una situación en la que hubo persecución religiosa: quema de conventos, de iglesias, asesinatos de personas a causa de su fe, etc.
Conviene clarificar que la persecución religiosa no se puede circunscribir al tiempo de la guerra civil y menos confundirla con ella.
Numerosos estudiosos del tema sostienen que cuando a los mártires del siglo XX se les llama «mártires de la guerra civil», se están confundiendo los términos.
La guerra civil es el contexto sociopolítico en que se produce la muerte de la mayoría de los mártires; pero ellos no son caídos ni víctimas de una guerra civil, sino son mártires de una persecución religiosa.
«Las guerras han provocado caídos; las represiones, víctimas; y las persecuciones religiosas, mártires de la fe» (Vicente Cárcel Ortí).
Porque fueron víctimas de una “persecución religiosa” y por considerar que la violencia sistemática ejercida contra las personas miembros de la Iglesia católica, lo fue en condición de tales. Los mataron “in odium fidei” (por odio a la fe) por el solo hecho de que eran católicos, ya fuesen religiosos o laicos, y no quisieron apostatar de su fe para salvar su vida. En una contienda o en una revuelta perecen muchas personas, pero no todas mueren “a causa de su creencia religiosa” y ahí radica la diferencia.
Testigos para hoy
El testimonio del cristiano es necesario. Y cuando éste llega al final, cuando las circunstancias históricas nos piden un testimonio fuerte, encontramos los mártires, los testigos mayores. Y aquella Iglesia queda regada por la sangre de los mártires.
Papa Francisco, meditaciones cotidianas, 30 de junio 2014, l’Osservatore Romano, ed. Quotidiana, anno cliv, n.147, mart., 01/07/2014
Las Congregaciones comunican el gozo de contar con hermanos y hermanas señalados por la fidelidad, el amor y la entrega. Ellos son testimonio de fe, de caridad y de perdón, son modelo y referencia para todos nosotros. Niños, jóvenes y mayores encontramos en ellos, intercesores y guías en nuestro camino. Los nuevos beatos transmiten un mensaje actual y de amplitud eclesial.
En el año del Sínodo de los Jóvenes, los mártires presentan una experiencia eclesial de fe, de entrega y de discernimiento vocacional.
Los niños y los jóvenes necesitan “héroes”, modelos destacados y atractivos, especialmente los que dan sentido a la vida.
Los mártires ofrecen una respuesta a la oración de súplica del Papa Francisco:
Te pedimos para que con audacia se hagan cargo de la propia vida, vean las cosas más hermosas y profundas y conserven siempre el corazón libre. Acompañados por guías sabios y generosos, ayúdalos a responder a la llamada que Tú diriges a cada uno de ellos, para realizar el propio proyecto de vida y alcanzar la felicidad. Mantén abiertos sus corazones a los grandes sueños y haz que estén atentos al bien de los hermanos. Como el Discípulo amado, estén también ellos al pie de la Cruz para acoger a tu Madre, recibiéndola de Ti como un don. Sean testigos de la Resurrección y sepan reconocerte vivo junto a ellos anunciando con alegría que tú eres el Señor. Amén.
Oración del papa Francisco por los jóvenes en vista del Sínodo de los Obispos de 2018.
Es conocida la Exhortación Apostólica “Gaudete et Exsultate” (GE) del Santo Padre Francisco, sobre la llamada a la santidad en el mundo actual.
El Señor nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. En realidad desde las primeras páginas dela Biblia, está presente de diversas maneras el llamado a la santidad. (GE 1)
María, Madre de la Iglesia, Reina de los Mártires, Patrona de las tres Congregaciones, sea luz orientadora de nuestras vidas.